domingo, 25 de mayo de 2014

Cansada de estudiar

Cansada de estudiar es parte de un proyecto narrativo que tengo un poco parado; avanza a trompicones. Es narrativa erótica, para que nadie se escandalice. Espero que os guste.




Aquel día estabas cansada de estudiar. Los exámenes acechaban marcados en el calendario y decidiste ir a la antigua biblioteca de la Universidad. Te sueles refugiar en ella en invierno, pero el suelo de la madera chirría demasiado y no te concentras. Pero necesitabas cambiar de sitio.
Buscaste un asiento al final de la sala, rodeada de las estanterías y esos libros antiguos, con los anaqueles repletos de sabiduría. Te sentaste y empezaste a repasar los apuntes.
Al rato, se sentó un chico a tu lado. De reojo miraste sus apuntes. Algo de Biología. No te sonaba de nada, pero no te importaría conocerlo.
Seguiste leyendo, jugando de vez en cuando con el lapicero y mirando de reojo a tu compañero de pupitre, su cuerpo de jugador de rugby, los brazos fornidos, pelo corto... No, no era un buen día para estudiar. Moviste tu silla y te acercaste lo más posible a él.
Perdona, estoy estudiendo. Te dijo.
Yo también, le respondiste.
Y pusiste su mano sobre su muslo, empezaste a acariciarlo, a recorrer con tus dedos su pierna.
Pero, ¡¡qué haces!!
Calla, y estudia. Le respondiste.
Él agarro un lapicero, tu bajaste la cabeza, para que pareciese que leías tus apuntes. Y llevaste tu mano a su bragueta. Notaste un bulto que comenzaba a crecer, a crecer, hacerse duro. Abriste la cremallera y su polla saltó como un delfín fuera del agua, buscando aire para respirar. La agarraste con suavidad, acariciabas su prepucio, la movías... Miraste a tu lado, apenas había gente. Tiraste un bolígrafo al suelo. Bajaste a por él y aprovechaste para besar ese sexo grande, rojo, hermoso, sediento, lo comiste un poco, él te tocó la nuca.
Regresaste a tu asiento. Seguiste moviendo con la mano hasta que notaste un líquido sobre ella. Él rompió el lapicero.
Me tengo que ir, llegó a decir.
Espera, ven, cómeme la mano.
Y le extendiste tus dedos pringados. Hacía tiempo que no se corría.
Bajaste la mano y el dobló su cabeza para besar tus dedos.
Qué no quede ni una gota. Se fue. Un buen culo, pensaste mientras salía de la biblioteca. Regresaste a tus apuntes, hasta que te sacó del estudio una silla que se acercaba a tu lado.
Era una chica. No te sonaba de nada. Esparció unos apuntes por la mesa. Te sonrió. Seguiste estudiando hasta que notaste una mano en tu pantorrilla. Te giraste, la sonreíste.

Y buscaste su pierna con tu mano.

Photo: http://www.theardorous.com/portfolio/casual/

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