No crean que estoy triste o amargado. Releyendo la entrada anterior, concluyo que igual hay quien piensa que en la orgía de alegría que se vive en todas las Nocheviejas uno permanecerá en el rincón de los amargados. Nada más lejos de la realidad. La disfrutaré, eso sí a mi modo, a mi manera.
Así que levanto mi copa y brindo por el nuevo año. Con todos ustedes. Feliz 2011.