La Iglesia es intolerante en los principios porque cree; pero es tolerante en la práctica porque ama.
Los enemigos de la Iglesia son tolerantes en los prinicipios porque no creen; pero son intolerantes en la práctica porque no aman.
La frase-reflexión es del fraile dominico Reginald Garrigou-Langrage y que descubrí gracias a la bitácora La buhardilla de Jerónimo. Me parece muy apropiada para dar la bienvenida a Benedicto XVI en su nuevo viaje pastoral a España. Bienvenido, santo padre.