Dos reflexiones de ayer sobre la crisis económica me llaman la atención. Por sus protagonistas y por su distancia, física e ideológica. Ben Bernanke, presidente de la FED, considera que la parte más dura de la recesión ha terminado y que es el momento de abordar las reformas de los cimientos de la economía, introducir cambios sustanciales.
En el otro lado del tablero, Ignacio Fernández Toxo, secretario general confederal de Comisiones Obreras, habla de que la crisis continuará durante 2010 en España y que es necesario abordar reformas necesarias para superar la situación.
Entre ambos, la ruptura del llamado diálogo social y la dificultad que tiene patronal y sindicatos para alcanzar acuerdos.
Y, a todo esto, uno se pregunta que tal vez deberemos asumir un cambio en las condiciones de juego para los trabajadores, asumir una regulación donde sea más barato el despido, incluso llegar a liberalizarlo y, al tiempo, generar una malla de protección social para los que quedan sin ingresos fijos.
De esta crisis, hemos aprendido que las finanzas ya son globales y que algunas economías tienen capacidad de influir en todo el planeta. Y, en ese terreno de juego, algunos actores, como las actores, deben jugar en las mismas condiciones, aunque supongan un cambio y la pérdida de derechos de los trabajadores. Habría que reflexionar si vale la pena asumir ese riesgo si con él, el escenario de los actores (los países) sale fortalecido. Lo apunto como elemento para la reflexión.