Cuatro, la televisión en abierto del grupo Prisa, ha lanzado un nuevo reality show. Un grupo de granjeros debe seleccionar una mujer para vivir con ella. Primero, de un conjunto de diez féminas, escoge a dos. Las afortunadas deben ir a vivir a la granja, donde el varón terminará por decidir su concubina favorita.
El proceso de selección, por supuesto, corre a cargo del macho dominante en una sucesión de pruebas que rivalizan entre sí en vulgaridad y zafiedad. Lo más sorprendente es que en esa selección no existe la más mínima relación a un proyecto de pareja, a la vida en común, a un futuro de ilusiones entre dos personas.
Simplemente, han cosificado a la mujer, reducida a un mero objeto para el placer del macho, a poder ser sexual. ¡Tan sólo faltó que examinasen la dentadura para ver su salud o que se las beneficiase a todas para determinar el grado de habilidades erótico festivas de las aspirantes!
Menos mal que se trata de un programa emitido en una cadena con un aura de progresía.
El proceso de selección, por supuesto, corre a cargo del macho dominante en una sucesión de pruebas que rivalizan entre sí en vulgaridad y zafiedad. Lo más sorprendente es que en esa selección no existe la más mínima relación a un proyecto de pareja, a la vida en común, a un futuro de ilusiones entre dos personas.
Simplemente, han cosificado a la mujer, reducida a un mero objeto para el placer del macho, a poder ser sexual. ¡Tan sólo faltó que examinasen la dentadura para ver su salud o que se las beneficiase a todas para determinar el grado de habilidades erótico festivas de las aspirantes!
Menos mal que se trata de un programa emitido en una cadena con un aura de progresía.