lunes, 7 de julio de 2008

El zapaterismo o el regreso de Nerón

Los aplausos con los que los delegados socialistas despedían a José Luis Rodríguez Zapatero llegaron hasta El Cerillero, donde se entremezclaban con las palmas de nuestros vecinos gitanos, que llevan una semana cantando a la gloria de Camarón. El PSOE cierra su Congreso federal con un giro ideológico que, según leo en algunos periódicos, es superior al abandono del marxismo. Aquel momento fue un hecho histórico y trascendental para la historia de España. Este Congreso también, aunque llegamos con la duda que provoca un presidente del gobierno que, en 2008, habla del fin de la transición futbolística para celebrar la Eurocopa. Menos lobos, Zapatero.
Sólo el tiempo nos dirá si este nuevo giro es, también histórico. Los periodista, mea culpa, contaminados por el virus de la noticia, tendemos a calificar cualquier acontecimiento de histórico cualquier esfuerzo de épico, cualquier triunfo de leyenda. Y olvidamos que nuestra existencia es histórica o, de lo contrario, no sería. Así que nos queda definir qué historia escribiremos: si la buena, la mala o la regular.
De momento, lo poco que he leído del Congreso socialista me da que se va a a escribir una historia torturada y sangrante. Tal parece que Zapatero bebe de Nerón que quemó Roma para construir sus sueños imperiales y culpó a los cristianos iniciando unas terribles persecuciones. Y, de aquellos primeros mártires, el Espíritu hizo que floreciese la Iglesia. Es una constante de la historia. Allá donde la Iglesia es perseguida, o se siente, surge con más fuerza. Zetapé no le da por quemar, ya que habría que reconstruir y el chico es alérgico al ladrillazo. Y, además, para que encender la llama con el incendio que ya existe en la economía. Así que toca atacar al cristianismo con su discurso, ya cansino, de la nueva laicidad.
Hablan de reducir la presencia de símbolos religiosos. Hoy en día, nuestra sociedad es, gracias a Dios, laica; es decir, un espacio de convivencia de diferentes creencias y donde todos expresan lo que quieren con respeto a los demás. Nadie discrepa de ese punto ni se quieren recortar avances civiles. ¿Qué quiere decir retirar símbolos religiosos? ¿Prohibirá a las musulmanas andar con velo por la calle? ¿Quitamos las vacaciones de Navidad y Semana Santa? ¿Evitamos por decreto las fiestas patronales? ¿Autorizamos a las fuerzas de orden público a reprimir las procesiones de Semana Santa y multamos a la gente que se santigua por la calle? Por lo leído, nada de eso, aunque a saber la agenda oculta que manejan esos socialistas. Parece ser que todo el problema es la presencia del crucifijo en los actos protocolarios de jura de ministros, cuando su presencia se debe a la tradición y ninguna norma obliga a ello. Hace unos meses, Zetapé podría haber jurado sin crucifijo, pero él lo autorizó. Ahora, no; ahora toca hablar de lo que nadie habla para no preocuparse por la economía o los tipos de interés. O tal vez sea la nueva cara del zapaterismo: el regreso de Nerón que cantará el fin de la Iglesia mientras la economía y la sociedad española son devoradas por las llamas de la inflación y los tipos de interés.

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