El duelo polémico entre Fernando Alonso y Lewis Hamilton ha salvado el verano a numerosos periodistas deportivos que, sin campeonatos internacionales a los que recurrir, han encontrado un filón para ocupar páginas y más páginas sin tener que recurrir a las fuentes habituales, que así descansan un poco. En un deporte tan hipertecnificado y secretista como la Fórmula 1 es muy fácil escribir, otra cosa es que lo dicho tenga que ver con lo sucedido, con la verdad, aunque esta parte del asunto hace tiempo que no interesa al negocio. Donde esté una buena cuenta de resultados, que se quite todo lo demás.
En esa dinámica un pelín loco, una de las posibles cimas se la lleva el diario El País que el pasado 7 de agosto editorializaba sobre la polémica entre Alonso y Hamilton, sí, una editorial como las dedicadas a pontificar sobre el conflicto entre Oriente Medio o los tipos de interés. Nada de lo humano les resulta ajeno. La conclusión era tan sencilla como el mecanismo de un chupete: venía a pedir deportividad entre ambos rivales, como si en un negocio que mueve miles de millones de euros se puede jugar limpio. Pero lo mejor, por lo que uno escribe, es el principio.
En el párrafo inicial, El País se preguntaba qué se podía esperar de un tipo como Bernie Ecclestone (o como se escriba, ¿no hay millonarios ingleses con apellidos sencillos como Prada?) capaz de pactar con el PP valenciano y anunciar un gran premio antes de las elecciones. El sentido del párrafo era tan evidente que les hubiese sido más fácil redactarlo de la siguiente manera: Era un tipo tan malo y tan cruel que pactaba con el PP y luego dañaba la carrera de un español al que queremos todos. Más que nada porque, después de leerlo, el lector no debía frotarse los ojos para saber si soñaba o estaba en lo cierto. A todo esto, Camps, el president de la Generalidad Valenciana fue uno de los lideres populares que encabezó el absurdo boicot contra Prisa antes de las elecciones municipales. No, si hay facturas que nunca terminan de pagarse.
¡Oh, pero qué felices somos!
