miércoles, 25 de abril de 2007

El corazón de las ruinas (y 5)

Ni el paso del tiempo ni la ruina ni la nueva construcción que se levantará ahora, en la Manzana de los Álvarez, provocará el olvido del antiguo edificio, de sus comercios a los que tantos avilesinos nos asomábamos con curiosidad infantil. Me recuerdo de niño mirando los juegos de Suro, sus colecciones de vehículos, las grúas que, por misterios de la vida, la mayoría de los niños queríamos tener en nuestras casas para construir nuestros territorios de sueño y fantasía. Y, con el tiempo, esas miniaturas no dejaron de ser un recuerdo de la infancia. En ese momento, ya pensábamos en las posibilidades que nos ofrecían su menaje de cobre para adornar nuestras futuras viviendas. O comprábamos juegos para la playa y bolsas para el pinic. Suro sigue abierto, y por muchos años, sigue alimentando ilusiones infantiles y dotando a las casas de menaje. Pero el sabor, la huella del tiempo ya no es la misma.

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